lunes, 26 de febrero de 2007

Los pibes repitieron el año

Gloria por triplicado: los juveniles son campeones del Sur por tercera vez consecutiva

De vuelta la vuelta. San José consiguió la triple corona del Sur en juveniles. Los pibes repitieron el año. Como en el 2005 y el 2006, la copa se resiste a irse de aquí. ¿Por qué?
Porque los chicos volvieron a jugar a lo grande. Golearon a Florida en su campo para triplicar la gloria. El hit del verano vuelve a ser el mismo: “¡Dale campeóoon, dale campeóoon!”


Dos goles, un penal errado y una pelota en el travesaño. Este es el compilado de San José en los primeros 5 minutos del segundo tiempo. Los blancos salieron furiosos a comerse crudo a Florida (Gastón Pacheco –incontenible- y Nicolás Morán –con pase del propio Pacheco- marcaron la distancia en la red) y después se dedicaron a hacer la digestión. En este espacio temporal, los chicos jugaron a lo grande y completaron el juego más avasallante del Torneo. Por quien tenía enfrente y por lo que estaba en juego. Para triplicar la gloria, los juveniles multiplicaron su rendimiento por tres y redujeron a Florida a su mínima expresión: inofensivo arriba, aturdido en el medio y vacilante en el fondo.
Atrás quedó un primer tiempo en el que el equipo no estuvo lo concentrado que exigía el juego: Florida lo asfixió y creo unas cuantas opciones para que Nicolás Moreno sacara su chaleco antibalas bajo los tres caños. De igual modo, no absorbió ningún tanto que le complicara la existencia. San José venía de una primera final en la que igualó a dos y por tanto la única alternativa que tenía era ganar. En consecuencia, ante esa situación límite, el piberío reaccionó con una madurez que excede su edad. El fútbol que sacaron para los segundo 45’ entregó todos los condimentos: coraje, balón en circulación dinámica, transición ágil de defensa a ataque, manejo quirúrgico del contragolpe, asistencias exactas, aceleración por las bandas y perfección en la definición. En esa colección de virtudes, San José terminó agotando a Florida y vaciándolo de contenidos. Mucho más alerta para anular los circuitos ofensivos floridenses -que tanto daño le habían ocasionado días atrás- el equipo de David Gasso elevó al máximo su potencia ofensiva y en unos minutos de acción barrió a Florida y no le dejó margen para la reacción. Dos a cero arriba, jamás perdió el control intelectual y material del partido y jugó con los nervios de su oponente (que pasó a moverse con tres en el fondo para intentar igualar y no hizo más que descubrirse en defensa y suicidarse). En este contexto cayó el tercero de Matías Pérez (a los 67’) para cerrar la goleada y terminar de abrazar la copa (con Santesteban –campeón por tres años consecutivos- y Sellanes como destacados en la tremenda resistencia defensiva que borró del mapa al temible Mathias Larroca). En el tramo final quedó tiempo para acumular algún otro tanto y para que Florida descontara (algo solo anecdótico). La suerte ya estaba echada. San José de vuelta dio la vuelta. Los pibes se volvieron a portar bien para repetir el año. La gloria nuevamente es toda de ellos. Y –por lo mucho que dieron- nadie se las puede discutir. El hit del verano, “¡Dale campeóoon, dale campeóoon!”, volvió a sonar por las calles maragatas cuando la caravana entró en la ciudad pasadita la medianoche.