domingo, 21 de enero de 2007

San José no se achicó y le dio un susto “grande”

Por Diego Sebastián Maga
Peñarol se retiró perdiendo el primer tiempo; unos 20 cambios deformaron el partido

El “grande” quedó demasiado chico: San José acorraló a Peñarol antes de que una veintena de cambios deformaran el partido. En el tiempo inicial (el único que vale la pena analizar) la selección acumuló 7 opciones súper claras y una de ellas le sirvió para retirarse ganando en el primer acto. En ese tramo, San José controló todo: espacios, pelota y acción.
La única lectura útil es la que cabe hacer del primer tiempo. ¿Por qué razón? Muy simple: en ese espacio temporal se comprimió la acción pura y sin adulterar. Es decir, una vez que se superó la barrera de los 45’ minutos, una veintena de cambios –de nombres y posiciones- terminaron por deformar el curso normal del partido y dejar una imagen muy vaga y difusa del real potencial de los equipos. Ese potencial que sí se reveló, precisamente, en la primera mitad aunque se borrara por completo en la segunda. Y yendo a los contenidos de ese tramo, si comparamos el alcance futbolístico de uno y otro, no hay dos opiniones: lo de San José fue mucho para un Peñarol que fue poca cosa. O casi nada. Tal vez en ese vacío de reacción mirasol haya incidido el exceso de despliegue blanco pero en síntesis, lo que entregó el cuadro “grande” fue bien “chico”. Pese a que en el primer cuarto de hora el balón estuvo en los pies de los muchachos de Gregorio, esto no implicó que dotaran a esa tenencia de ideas. En consecuencia, movió la bocha, especialmente en vertical pero sin progresar ni en metros ni mucho menos en el marcador. Por el contrario, en cada amenaza de lance horizontal blanco siempre quedó la sensación de que, con soplarla, la defensa mirasol se caería a pedazos (algo que ocurrió irremediablemente con los minutos).
Peñarol jugó en punto muerto mientras que San José puso la dinámica mental y de piernas. Exprimió al máximo las franjas laterales y desde allí presentó dos líneas abiertas con el campo enemigo. Una vez que consiguió consolidar el filtro medio y recuperar la pelota, le dio al uso del balón un sentido práctico. Con rotación constante de sus hombres, de mitad de campo en adelante tendió una red de juego cada vez más desafiante. Los despegues de Fernández y Ramos (cada vez más indiscutido en su puesto) por derecha y Suárez y Díaz (otro al que no lo saca nadie del equipo) por izquierda encendieron la mecha, Moreira ajustó la mira y tiró unos pelotazazos precisos y filosos en diagonal, y Martínez puso la explosión final. Cuando la selección activó ese toqueteo veloz y exacto, el equipo aurinegro cayó en una confusión alarmante y nunca pudo dejar de estar al filo del desastre defensivo. En 30’, San José acumuló seis opciones súper claras: dos de Díaz, tres de Martínez y una de Fernández. Simultáneamente, Peñarol no diseño ni una mínima aproximación al arco por fútbol asociado. Al fin, Martínez se dejó de definiciones fallidas y corrió tras un pelotazo puesto con maestría por Ramos, gambeteó al arquero y disparó a la red. Uno a cero y nadie sorprendido. Antes de que cayera el telón del tiempo inicial, las únicas excepciones a este control intelectual blanco fueron un remate de media distancia de Capria (salvado por Pintos, cada vez más titular) y un cabezazo sobre el travesaño de Delorte. Más allá de ello, el fondo de San José nunca fue vulnerado sino que se dedicó a anular los frágiles y fragmentados intentos mirasoles. El seleccionado fue paciente, no desesperó, aguantó y cuando estudió la infinidad de pobrezas técnicas y tácticas de esta versión mirasol, las atacó sin concesiones. Aunque la distancia en el marcador tuvo que ser más amplia.
En el complemento, lo dicho: el juego un y otra vez se detuvo para dar cabida a una veintena de cambios que se sucedieron en ambos bandos deformando por completo el curso normal del encuentro. Algo que es natural que pase en este tipo de ensayos (para probar a todos los futbolistas y no agotar a nadie en exceso) pero que desnaturaliza el partido y le quita tractivo. Pese a todo, en ese lapso se decretó la remontada mirasol (Capria –con golazo al ángulo-, Vigneri y Apelanis) pero sobre el final apareció Chalela de cabeza para que no se despegaran en el tanteador demasiado en un amistosos que, como ven, fue dos partidos en uno.