lunes, 26 de marzo de 2007

San José pegó otro Salto de calidad

Partidazo: la blanca ganó por 4 a 2 en un encuentro tan intenso como exigente

Si nos limitamos a describir los contenidos del juego no cabe otro calificativo que “exuberante”. Por la intensidad, los vaivenes emotivos, la ambición de los dos y los seis goles, vale sospechar que anoche asistimos al mejor partido del Nacional.


Por Diego Sebastián Maga
Después de pasar por el Estadio difícilmente alguien dude de que estos equipos son los mejores del Nacional y de por qué clasificaron a las finales. En ese intercambio de ataques filosos -que sostuvieron por espacio ¡de 90 minutos!- entregaron pruebas contundentes que explican su actualidad. Basta con decir que en 5 minutos Salto acumuló 3 opciones y San José una y que en 30’ la selección blanca revirtió los números con 5 llegadas a fondo sobre 4, para describir el grado de intensidad que presentó el juego. Empatados, en ventaja o desventaja, ni uno ni otro estuvo muy dispuesto a disminuir sus revoluciones por minuto y en esa línea siempre estuvieron oscilando entre los bordes: a punto de arrollar o de ser arrollados, de acelerar y seguir de largo o de derrapar y quedar fuera de carrera.
Justo cuando San José pudo anular las salidas furiosas de contra de Salto para convertirse en superior es que llegó el gol salteño (iban 35’). Aquí tal vez se haya producido el lapso de mayor incertidumbre blanca: el efecto del 0 a 1 anestesió peligrosamente a San José que para la segunda mitad recuperó su capacidad de reacción. Los cambios practicados por el entrenador reinventaron el fútbol de media cancha y lo dotaron de esa transición rápida y potente (tan clásica en el torneo) para poner a Salto contra las cuerdas. Dos cabezazos en el área terminaron en la igualdad de Enzo Cola (uno de los muchachos que entraron desde el banco) a los 49’. Con la reformulación de sus códigos futbolísticos, dos hombres de más (las expulsiones sufridas por Salto le exigieron replegarse y resignarse a jugar con un modesto 4 – 3 – 1) y una ambición en ascenso, los pibes blancos se volvieron arrasadores (abriendo la cancha) y poniendo en acción la caja de velocidades: a los 65’ llegó el 2 a 1 de Pacheco. ¿Todo liquidado? No, ni cerca. Moreno tapó una gran pelota que pudo ser el 2 a 2 poco después, Pérez reventó un disparó en el palo que pudo ser el 3 a 1 y Ruiz por agresión dejó a San José con 10 jugadores. Como ven, por la vibración, la fricción y el talento que invertían segundo a segundo, podía pasar cualquier cosa y quien bajara la guardia un rato se iba a llevar algún bife más. Así fue como a los 75’ San José se distrajo y ¡pum! vino el 2 a 2 para sorprender nuevamente tras un error de Bauza. ¿Todo definido? No, nada. Aún habría más noticias para este boletín. Es que con el piberío tan lanzados, 15’ eran más que suficientes para dar unos cuantos giros más al marcador y dejar al partido patas arriba. A los 80’ Hornes se devoró el 3 a 2 abajo del arco y ahí pareció esfumarse el último intento pero a los 89’ Cola les devolvió el alma al cuerpo a los hinchas. Al ratito, Sagradini casi infarta a más de mil personas al perderse el 3 a 3 y a los 90’ Martín Hornes (otra de las variantes de Gasso) se tomó venganza, marcó el 4 a 2 y declaró el estado de delirio en las tribunas y en el campo con el cuerpo técnico y los suplentes invadiendo el césped entre abrazos y gritos eufóricos. Una euforia que los habilita a soñar que lo mejor aún que está por venir.